-
El director de 'La red social' expone sus ideas sobre lo audiovisual en Madrid.
David Fincher, a su paso la Escuela de Arte y Espectáculos TAI Madrid.
MIGUEL MAROTO
El objetivo del cine, según David Fincher, es lograr
que un grupo de extraños experimente sentimientos simultáneamente. Y
para lograrlo, dice, se requiere concisión: "Es una gran responsabilidad
que alguien decida sentarse en la oscuridad y dedicarte dos horas de su
atención", aseguraba este lunes el director de 'El club de la lucha' y
'La red social'. Quienes asistieron a su clase magistral en la Escuela de Arte y Espectáculos TAI estaban
dispuestos a escucharle todo el tiempo que hiciera falta. Pero el
cineasta tenía las horas contadas en su paso por Madrid. Así que sus
lecciones también fueron concisas.
Antes se proyectó la primera media hora de su película más reciente, 'Perdida', que se estrenará el próximo 10 de octubre en España. El 'thriller' protagonizado por Ben Affleck y Rosamund Pike comienza con una historia de amor apasionado pero no tarda en convertirse en algo radicalmente distinto. Una conocida escritora neoyorquina, Amy Dunne (Pike), ha desaparecido misteriosamente. Y la sospecha recae de inmediato sobre su marido (Affleck).
La cinta, basada en la novela homónima de Gillian Flynn -quien ha trabajado con Fincher como guionista- tiene que ver con una idea que el cineasta aseguró no haber visto dramatizada aún. "Trata sobre las proyecciones narcisistas que hacemos de nosotros mismos para seducir", explicó el director. "Cuando estás en la etapa de enamoramiento no te imaginas que en tres o cuatro años estarás aburrido, o que te enfrentarás con alguien que no tenías ni idea de que existe".
Fincher aceptó, sin embargo, que la seducción es una de las cualidades fundamentales de todo buen director: "Un cineasta tiene que ser capaz de articular su intención y transmitirla al guionista, a los actores, a los técnicos, a la gente de mercadotecnia", dijo. La pregunta venía a cuento del famoso montaje final, que tantas veces queda en manos de los productores. "No se trata de ser necio y empeñarse en una idea. El cine es un proceso colaborativo que cuesta millones de dólares; hay que lograr que todo el equipo trabaje en la misma dirección".
Y en esta ecuación la comunicación es mucho más importante que la tecnología, aseveró el estadounidense. "Siempre les digo a los jóvenes: '¿quieres hacer una película? Cómprate un iPad: desde ahí se puede escribir el guión, enviar correos, filmar, editar'. Ya no hay excusas". Lo que no resulta tan sencillo es lograr que un grupo de técnicos, gestores y artistas comprenda el sentimiento que el director quiere transmitir a ese grupo de extraños que le prestará su atención. Cuando ha colaborado con músicos de la talla de Trent Reznor, Fincher no se detiene en detalles innecesarios, sino que dice: "Quiero tu versión de este sentimiento porque nadie más puede hacerlo".
El director habló también sobre su reciente incursión en el mundo de las series televisivas, como director y productor de 'House of Cards'. "No quería hacer demasiada televisión, pero ha sido muy interesante". Sobre todo, dijo, en lo que se refiere a la caracterización: "La tele es el único lugar ahora para trabajar un personaje; en el cine no hay tiempo para una buena dramatización, para mostrar que al final todos somos hipócritas". Fincher lamentó que en las películas sea necesario sacrificar buena parte del drama para satisfacer a una audiencia cada vez más ávida de experiencias.
Aceptó también que el papel de los intérpretes es uno de los más complicados. "No confío en los actores que no pueden escuchar la opinión de otros actores. La gente todavía habla sobre Tyler Durden [Brad Pitt en 'El club de la lucha'] porque a la persona que lo hizo le importaba la impresión de todos los que estábamos allí". Cuestionado sobre la exaltación de la violencia en la misma cinta, Fincher declaró: "El cine es un medio arriesgado, emocional e imperfecto y una buena película tiene que tener lo mismo".
El gusto de Fincher por el drama es también una de las razones por las que sus cintas tienden a los tonos verdes y amarillos, reflexionó ante la pregunta de un estudiante: "En la televisión y en los Macs hay mucho rosa y magenta, para hacer que la gente se vea sana y feliz. Yo odio eso: me parece un fraude y tenemos que luchar para destruirlo".
Antes se proyectó la primera media hora de su película más reciente, 'Perdida', que se estrenará el próximo 10 de octubre en España. El 'thriller' protagonizado por Ben Affleck y Rosamund Pike comienza con una historia de amor apasionado pero no tarda en convertirse en algo radicalmente distinto. Una conocida escritora neoyorquina, Amy Dunne (Pike), ha desaparecido misteriosamente. Y la sospecha recae de inmediato sobre su marido (Affleck).
La cinta, basada en la novela homónima de Gillian Flynn -quien ha trabajado con Fincher como guionista- tiene que ver con una idea que el cineasta aseguró no haber visto dramatizada aún. "Trata sobre las proyecciones narcisistas que hacemos de nosotros mismos para seducir", explicó el director. "Cuando estás en la etapa de enamoramiento no te imaginas que en tres o cuatro años estarás aburrido, o que te enfrentarás con alguien que no tenías ni idea de que existe".
Fincher aceptó, sin embargo, que la seducción es una de las cualidades fundamentales de todo buen director: "Un cineasta tiene que ser capaz de articular su intención y transmitirla al guionista, a los actores, a los técnicos, a la gente de mercadotecnia", dijo. La pregunta venía a cuento del famoso montaje final, que tantas veces queda en manos de los productores. "No se trata de ser necio y empeñarse en una idea. El cine es un proceso colaborativo que cuesta millones de dólares; hay que lograr que todo el equipo trabaje en la misma dirección".
Y en esta ecuación la comunicación es mucho más importante que la tecnología, aseveró el estadounidense. "Siempre les digo a los jóvenes: '¿quieres hacer una película? Cómprate un iPad: desde ahí se puede escribir el guión, enviar correos, filmar, editar'. Ya no hay excusas". Lo que no resulta tan sencillo es lograr que un grupo de técnicos, gestores y artistas comprenda el sentimiento que el director quiere transmitir a ese grupo de extraños que le prestará su atención. Cuando ha colaborado con músicos de la talla de Trent Reznor, Fincher no se detiene en detalles innecesarios, sino que dice: "Quiero tu versión de este sentimiento porque nadie más puede hacerlo".
El director habló también sobre su reciente incursión en el mundo de las series televisivas, como director y productor de 'House of Cards'. "No quería hacer demasiada televisión, pero ha sido muy interesante". Sobre todo, dijo, en lo que se refiere a la caracterización: "La tele es el único lugar ahora para trabajar un personaje; en el cine no hay tiempo para una buena dramatización, para mostrar que al final todos somos hipócritas". Fincher lamentó que en las películas sea necesario sacrificar buena parte del drama para satisfacer a una audiencia cada vez más ávida de experiencias.
Aceptó también que el papel de los intérpretes es uno de los más complicados. "No confío en los actores que no pueden escuchar la opinión de otros actores. La gente todavía habla sobre Tyler Durden [Brad Pitt en 'El club de la lucha'] porque a la persona que lo hizo le importaba la impresión de todos los que estábamos allí". Cuestionado sobre la exaltación de la violencia en la misma cinta, Fincher declaró: "El cine es un medio arriesgado, emocional e imperfecto y una buena película tiene que tener lo mismo".
El gusto de Fincher por el drama es también una de las razones por las que sus cintas tienden a los tonos verdes y amarillos, reflexionó ante la pregunta de un estudiante: "En la televisión y en los Macs hay mucho rosa y magenta, para hacer que la gente se vea sana y feliz. Yo odio eso: me parece un fraude y tenemos que luchar para destruirlo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario