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martes, 22 de abril de 2014

Internet y la distribución universal de la cultura



Leo las conclusiones de la Coalición Española de Creadores e Industrias de contenidos en su informe contra la piratería de contenidos culturales y no me asombro en absoluto de los resultados. No me asombro de que el número de españoles que accede ilegalmente a contenidos digitales supera el 51% y que por tipos de contenido, se accede ilegalmente a música (27%), películas (43%), libros (21%) y videojuegos (9%), provocando un lucro cesante a la industria de contenidos de 1.326 millones de euros, un 8,6% más que en 2012.

Más del 46% de los internautas que acceden a contenidos ilegales usan buscadores para encontrar el contenido y se dirigen después al sitio web donde lo descargan, leen, ven o escuchan, siendo Google el buscador utilizado en el 97,5% de las ocasiones.
El 84% de todos los contenidos adquiridos en España es pirata. El libro se lleva la peor parte ya que se triplica el valor de lo pirateado.

Pero aunque en España estemos empeñados en ver la paja en nuestro ojo constantemente me da a mi que no está mucho mejor la cosa por otros lares.
Como alternativas o posibles soluciones a esta sangría de beneficios contantes y sonantes culturales se plantean soluciones como bloquear el acceso al sitio web que ofrece los contenidos y sancionar a las operadoras y proveedores de acceso a internet, campañas de concienciación social , sancionar a los usuarios con multas y restringir el uso de internet.

Creo que deberíamos tener en cuenta otros valores prioritarios básicos de la cultura (siempre hay que recordar lo obvio por que si no se nos olvida nuestro objetivo).
-Primero. La tendencia natural de la cultura debería ser su universalización, no su restricción.
-Segundo. Es importante preservar la cadena de valor, no ya por que una idea tenga un precio o valor en si misma, que por si sola no lo tiene, si no por que el tratamiento, elaboración y difusión de la idea si que lo tiene. Debemos preservar que los creadores puedan seguir creando. Por que los creadores, los filósofos y los intelectuales de un país, y su peso especifico marcan el grado de desarrollo de una sociedad. No la marca, nunca me convencerán de que un país o un pueblo es una marca, una marca es otra cosa.
-Tercero. La cultura jamás debe ser tratada como un producto al uso, jamás….
-Cuarto. A la cultura se le puede poner un precio pero su valor es incalculable. Un proyecto cultural sencillo o complicado, individual o colectivo siempre responde a la suma de voluntades y esto es casi imposible de calcular.
Así pues la reflexión ante el problema y las posibles soluciones es la siguiente. ¿Por que mediante un medio tan poderoso como es internet puedo tener acceso sin ningún problema o cortapisa a la mayor inmundicia humana, asesinatos, palizas, violaciones o estulticias berrendas de frikis cantarines y ostiables y no se me permite el libre acceso a delicatesen culturales como una película o un buen libro o una composición musical? Este desarrollo de la libre circulación de la estupidez por la red solo nos lleva a la condena del idiotismo universal perpetuo.
¿Y de nuevo restringimos la cultura a quien solo pueda pagársela? no…


Como productor sería fantástico que dentro de 10 años un señor de la India, por ejemplo, pudiera ver mi película a las tres de la mañana y la pudiera disfrutar, solo o en compañía de otros, de la manera más sencilla y o barata posible según sus medios.

Hoy gracias a Internet podemos tener automáticamente estadísticas casi exactas que donde, cuando y quien se descarga o accede a un contenido, por otra parte si lo que queremos es ponerle puertas al campo no es necesario, esas puertas ya están más que puestas.

Los proveedores de internet ya tienen la forma de rentabilizar esta red, nadie necesita en su casa tener banda ancha o fibra óptica para consultar páginas web ni mandar mails,  es muy obvio que quien contrata estos servicios lo hace para, en su gran mayoría, descargarse o ver contenidos en streaming.
Así pues, teniendo en cuenta que las operadoras mundiales pueden saber quien y cuando se ven estos contenidos, el reparto de beneficios a través de sus estadísticas debería ser automático para quien son artifices de los contenidos, autores y productores.

Deberían ser pues los proveedores de Internet los que paguen por los contenidos que se descargan sus usuarios, de manera directa y detallada en cada caso.
El problema sería armonizar una legislación que haga que esto se pueda cumplir de forma automática y que unas sociedades de gestión de derechos y explotación transparentes se encarguen de que esto se cumpla.


Me da mucho miedo pensar que en Europa se legisla a golpe de lobby corporativo, por que si no es así no entiendo como no se ha puesto en práctica una solución tan sencilla y poco onerosa y culpabilizadora para el usuario, legislación que debería, por supuesto, implantarse a nivel internacional. No se trata de inventar la rueda si no de adaptar la distribución cultural a la dinámica tecnológica existente sin repercutir en un gasto directo al cliente y saliéndonos definitivamente de unos catálogos on line que no recogen la inmensidad de la creación existente o de la descatalogación sistemática de proyectos no comercialmente rentables a los que nos tienen acostumbrados los grandes almacenes de cultura.

Se trata de que cualquiera desde cualquier lugar en cualquier momento pueda acceder a la cultura, a la música, a la literatura o al cine de una forma sencilla y barata, se trata de que el talento auténtico se premie de la forma más directa y sincera a nivel mundial y de que el creador, y el resto de la cadena de producción cultural pueda mantener su actividad de una forma digna.

No creo que tampoco deba implantarse este sistema bajo la forma de canon porcentual, si no de tener muy en cuenta que es, cuando y por que se utiliza un contenido y poner en valor el trabajo realizado para que ese contenido haya existido y para que otros puedan disfrutarlo.

El resto de la industria puede adaptarse perfectamente a este modelo actualizándose y adaptándose con un mínimo de imaginación, ahora que ya sabemos por donde van los tiros.


Así pues es internet la herramienta universal ideal para difundir ideas, mensajes y puntos de vista que si tienen un valor, por supuesto que lo tienen y es necesario que esos contenidos lleguen tan lejos y tan rápido como se pueda.

Las cuotas que pagan los internautas por el servicio de internet deben incluir ya el pago de los derechos de autor y de explotación de las obras que se difunden por la red, teniendo en cuenta las posibilidades de cada uno, su situación geográfica y social, por que no se trata de hacernos ricos si no de mantener la posibilidad de seguir creando y de tener todos las mismas oportunidades de contar y de escuchar.

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