Por qué el cine español fracasa en el extranjero.
Durante mucho tiempo los Festivales de Cannes, Berlín
y Venecia fueron escaparates del cine español. Carlos Saura, Víctor
Erice y Pedro Almodóvar deben su prestigio mundial a estos
certámenes. Berlín y Venecia han coronado a nuestros directores: Trueba,
Bigas Luna, Martínez Lázaro, Gutiérrez Aragón, Camus, Villaronga, Amenábar,
etc. Pero desde hace algunos años la presencia de cineastas españoles en
los grandes festivales se reduce a apariciones en secciones paralelas o a
la presencia aislada en alguna obra extranjera.
Pedro Almodovar |
¿Se debe a que ahora hacemos peores películas que en el
siglo pasado? ¿Es desinterés de los festivales extranjeros por el cine
español? ¿No interesa España? ¿Quizás falta una adecuada promoción exterior a
nuestro cine?
De todo un poco. Estamos haciendo películas sin gran
interés para los festivales internacionales, donde los factores
que cuentan son la profundidad temática, la innovación formal y
la presencia de grandes estrellas. Los festivales conocen la vulgaridad de
nuestro cine por las informaciones que reciben de sus
"ojeadores", que sólo juzgan lo que se estrena en salas.
El ICAA, organismo encargado de su promoción, no hace absolutamente
nada por atraer el interés de los programadores por las películas ‘más
innovadoras’.
Fotograma película "Lo Imposible" |
Tenemos un organización elefantíasica para tan poquísimo
resultado, y un sistema enrevesado, hipertrofiado y clientelista de
subvenciones que no funciona para nada. Seguimos contando hisotrias que no
interesan o la misma historia de siempre, Hay que ser mucho más valientes y
lanzarse de una vez sin complejos ni endogamias a hacer el cine que tenemos que
hacer, grande profundo e innovador y crear una forma de financiación espontanea
y dinámica para nuestro cine comercial.
El festival más favorable para el cine español ha
sido siempre Berlín. En los setenta competimos con cinco películas, en
los ochenta con doce y en los noventa con veinte; pero en la década pasada
fueron solo ocho filmes, y en las últimas seis ediciones sólo ha
competido una película de autor español (además
de cuatro coproducciones dirigidas por extranjeros). Estos datos indican
por dónde navega el cine español desde que fue abandonado en manos de
los operadores de televisión.
Los países interesados en su industria audiovisual
participan en mercados y festivales internacionales con organismos
oficiales, ministerios, Film Commissions, empresas y agentes
culturales activos... Pero la pasividad, el desinterés y
la ignorancia del ICAA es tal que sería preferible que
desapareciera, o al menos su departamento de promoción. Hoy día el
cine español, al igual que España, son fenómenos ignorados por la mayoría de
los países del mundo.
Un
país ignorado
España ha dejado de ser noticia. La última vez que se
supo de ella fue cuando estuvimos a punto de quebrar y nuestra prima de riesgo
alcanzó los 649 puntos. Tanto esa mala noticia como los repetidos escándalos
nos hicieron encadenar varias portadas en el New York Times, pero
en los últimos cuatro años no interesan más que los goles del Real
Madrid y el Barcelona. No estamos en el “ajo”.
La pasividad, el desinterés y la ignorancia del ICAA es
tal que sería preferible que desapareciera
Hemos vuelto a ser un país de emigrantes... eso sí,
cualificados. Cineastas en Hollywood, arquitectos e ingenieros en
Sudamérica y los desiertos africanos…
Fotograma palícula "Fuga de Cerebros" |
Necesitamos una política cultural que estimule la
productividad. Y un Gobierno comprometido con iniciativas de
calidad, exportables, que den valor a España como país.
El desinterés de los últimos Gobiernos ha dejado la
política cinematográfica en manos de las cadenas de televisión, negocios
privados interesados exclusivamente en invertir de la manera más rentable posible
para sus intereses, cumpliendo escasamente con la ley… A las televisiones les
interesan sus programaciones, sus deducciones fiscales, la promoción de sus
talentos, los caprichos de sus consejeros delegados... Nada de esto
tiene que ver con el cine como industria cultural. El Gobierno y las
cadenas de televisión han convertido a los productores españoles en meros
directores de producción, cuando no en simples mercenarios.